Exprime tu diario

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En el anterior post hablamos sobre la idea de llevar un control diario de nuestros gastos para aprender a manejar nuestras cuentas. En esta nueva entrada me gustaría profundizar en este sentido.

En un principio puede parecer absurdo y pesado apuntar todos y cada uno de nuestros gastos en un diario (o agenda, documento de excel… lo que más cómodo te parezca), pero esta es la mejor manera para saber realmente cuánto dinero te sobra al final de mes y sobre el cual saber cuánto dinero puedes ahorrar para dedicar en el futuro a invertir.

Una vez que hemos registrado todos los gastos, dedica un día a organizar todos los gastos y repártelos en grupos según su naturaleza (Por ejemplo, un grupo para alimentación, otro para eventos sociales, otro para el ocio…). Con esta organización tus cuentas serán más simples y no tendrás que hacer números muy largos.

Nota: como vimos en la entrada anterior, las empresas llevan una contabilidad. Bien, pues según la naturaleza y el origen de cada movimiento, cada registro tiene un código. Prueba a ponerle un código a cada gasto y así te será más fácil hacer estas agrupaciones.

Una vez que has recogido toda la información y has obtenido un resultado, te queda estudiar de qué manera puedes aumentar el margen de ahorro. Recuerda que existen dos opciones: podemos o bien buscar una actividad extra que nos genere unos ingresos, o reducir aquellos gastos que podemos saltarnos.

Cada persona es un mundo y la situación de cada familia es particular, con lo cual se hace difícil una generalización. Sin duda alguna lo que sí puedo recomendar es un cambio de actitud. Con fuerza de voluntad seguro que podemos encontrar vías en las que aumentar nuestro ahorro.

Ya tenemos definido nuestro ahorro mensual, ahora es cuestión de seguir registrando con perseverancia nuestras actividades y analizar el ahorro de otros meses, porque descubriremos que habrán meses con mayor o menor gasto (normalmente los meses fríos suelen aumentar el gasto energético, las navidades aumentan el gasto en regalos, en vacaciones se suele dedicar a viajar…).

Cuando ya llevemos un tiempo controlando nuestros ahorros, es hora de destinar ese dinero a generar un rendimiento extra. No recomiendo dedicar todo el ahorro a la inversión porque nunca sabemos cuándo puede surgir un imprevisto.

Supongamos que ahorramos todos los meses una cantidad cercana a los 200 euros. Podríamos dedicar el total a guardarlo en un depósito a plazo fijo y no moverlo de ahí en 2 años. Parece una buena idea, pero imaginemos que nuestro coche se avería y la reparación son 300 euros. Al haber destinado todo el dinero al depósito, cuando queremos retirar una parte para cubrir ese imprevisto, resulta que tenemos por sacar una parte por adelantado nos van a cobrar una penalización, con lo cual ya no son 300 euros lo que gastamos, sino 300 más un porcentaje.

Es por eso que mi recomendación sería repartir el margen mensual en al menos tres partes. Una parte la dedicaremos a compensar posibles márgenes negativos en algún mes. Otra parte a gastos extra y una tercera parte a la inversión.

Si en un principio contamos con un buen margen de ahorros, empezaríamos con el reparto en estas tres divisiones. Si por el contrario partimos de cero, lo más conveniente sería guardar los ahorros en una sola parte hasta tener ahorrados unos 2000-3000 y a partir de entonces comenzar con la división.

Estas son las directrices que considero fundamentales para comenzar a ahorrar, con el paso del tiempo iremos analizando la inmensa variedad de maneras de sacar rendimiento a nuestros ahorros 🙂

Tu empresa más importante

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La idea de este blog es hacer entender cómo hacer un buen uso de nuestro dinero, y creo que a día de hoy no hay mejor forma de entenderlo que con la mentalidad de una empresa.

Si pensamos en cualquier empresa y nos fijamos en su objetivo, independientemente de su actividad, nos encontramos con la finalidad de sacar un beneficio. Este beneficio no es más que ingresar más de lo que se gasta. Hasta aquí parece sencillo, no es más que lo que hacemos en nuestro día a día y conocemos como llegar a fin de mes.

Pero si nos fijamos más de cerca, para que hayan más ingresos que gastos, las empresas necesitan dedicar parte de esos beneficios en mejorar su estructura, que les permitirá aumentar sus ingresos poco a poco.

Esto es lo que entendemos por invertir, que no es más que sacrificar un ahorro presente para generar más ingresos en el futuro. Si nos lo llevamos a nuestra vida personal, sería algo así como sacrificar el café de un día para poder tomar café y tostadas al siguiente.

Para saber si tiene beneficios para posteriormente invertir, necesita información recogida de manera interna. Necesita un departamento que lleve un registro diario de la situación en la que se encuentra. Es por eso que la empresa lleva una contabilidad y estudia su estructura frecuentemente.

En esta estructura encontramos dos columnas: el activo y el pasivo. A grandes rasgos, el activo es todo aquello susceptible de generarle ingresos a la empresa. Aquí encontraremos la maquinaria, materias, existencias, etc. que a la larga se convierten en la fuente de ingresos de la compañía.

Por otro lado, el pasivo estará compuesto por aquellas entradas de dinero que le han permitido adquirir los elementos del activo, como préstamos, deudas con proveedores, aportaciones de socios… y que tienen que compensar con gastos (amortizaciones de deuda, intereses, dividendos a socios…).

Con la información que nos otorga el activo-pasivo y el libro de cuentas, la empresa tiene un control eficiente que le permite saber en todo momento cómo va progresando en su objetivo de obtener beneficios.

Si nos llevamos esta información a nuestra realidad, no parece mala idea llevar una contabilidad en nuestra casa, ¿verdad?. La idea que propongo es tener un diario en el que apuntemos día tras día todos aquellos gastos e ingresos que vayamos teniendo, y a final de mes calcular cuál ha sido nuestro beneficio. Y como queremos que nuestra «empresa» crezca, dedicaremos parte de ese beneficio a invertir.

Para ello tenemos que tener claro qué nos genera ingresos y qué nos genera gastos, intentando aumentar los primeros y reduciendo el impacto de los segundos todo lo que podamos. De nuestros primeros meses obtendremos una idea aproximada de nuestro beneficio mensual y posteriormente trataremos de ampliar ese beneficio.

Como las cantidades probablemente serán minúsculas, en un primer lugar destinaremos ese dinero al ahorro y más adelante a la inversión. La finalidad es crear un ciclo de inversión que con el paso de los años nos permita generar más dinero con esas inversiones que con nuestro propio trabajo.

En próximos artículos trataremos ejemplos de gastos, ingresos y cómo manejar nuestros ahorros con el fin de aumentar nuestra partida de ingresos.

La importancia del dinero

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Son momentos delicados para vivir con estabilidad. La crisis económica que arrastramos desde hace ya 7 años todavía está latente en nuestro alrededor. Desempleo, deudas, embargos, concursos de acreedores, pobreza… Pasamos de un momento ideal a la catástrofe en cuestión de meses. Era agónico pensar que cada mes crecían las deudas, desaparecían puestos de trabajo y todo se hacia cuesta arriba (aún no ha acabado, pero ese poder destructor parece estar a su fin)

Sin embargo, parece que poco a poco vamos recuperando la normalidad: aumenta el empleo, vuelve a circular poco a poco el dinero, abren nuevos negocios… Pero todo ello ha supuesto un enorme sacrificio para todos, tales como recortes en derechos laborales, mayores exigencias a la hora de conseguir un préstamo, subidas de impuestos…

Ante esta nueva etapa de incertidumbre, surge la necesidad de entender conceptos y factores que afectan a nuestra economía y que ningún gobierno ha decidido explicar. Fenómenos como «Prima de riesgo» o «Euribor» siguen siendo una incógnita para la mayoría de personas que no entienden qué función cumplen en nuestro día a día ni cómo anticipar un valor futuro de éstos.

El sistema educativo actual (que aunque actual es bastante antiguo) no ha dado el paso necesario para desarrollar una asignatura que haga entender a la ciudadanía cómo funciona el mundo financiero. Dicho de otra forma, aún no nos han enseñado a saber administrar nuestro dinero de manera correcta.

Una vez que terminamos nuestros estudios (que cada vez las exigencias son mayores a la hora de hacer criba) somos mano de obra cualificada pero no sabemos en la mayoría de casos cómo gestionar el fruto de nuestro trabajo. Pasamos 40 años de nuestra vida trabajando sin mirar más allá que sobrevivir a fin de mes sin pensar qué nos espera en la jubilación o cómo hacer frente gastos importantes de diversa procedencia.

Este problema aumenta cuando esperamos que un agente externo sea el que se encargue de arreglar ese inconveniente por nosotros. A medida que la población aumenta, las sociedades se hacen cada vez más grandes y el entorno cambia a gran velocidad, el Estado se vuelve incapaz de atender por nosotros esas tareas y la ayuda se hace insuficiente.

Es por eso que creo que es fundamental que hoy en día todos entendamos cómo funciona el sistema financiero y aprender a utilizar las reglas del juego a nuestro favor. Aunque ya explicaré más adelante cómo funciona a grandes rasgos, quiero dejar claro que el sistema financiero es una especie de «juego» en el que todas las partes buscan ganar y en el que, aunque nos veamos obligados a participar, nadie se ha molestado en enseñarnos cómo podemos avanzar.

Mi intención en los próximos artículos será daros una visión global del sistema financiero, pautas básicas de ahorro, comprensión de conceptos y fundamentos para entender cómo funcionan las inversiones. Cuento con vuestras sugerencias para entradas y vuestros comentarios al respecto.

Espero serviros de ayuda 🙂